viernes, 16 de agosto de 2013

Lassen Volcanic National Park



Aquí siguen las diásporas de AnSelma y LouisA recorriendo la geografía californiana en busca de un lugar donde germinar. Esta vez el viento (también conocido como toyotita) nos llevó al noreste del estado, a un pequeño gran parque nacional.

Al contrario que Redwood, Lassen es menos exuberante en cuanto a vegetación, de hecho el año pasado un incendio controlado se les fue de las manos, pero por otro lado es una paisaje volcánico fuera de lo común. En el viaje de ida tuvimos un arranque de estos nuestros y pasamos de las indicaciones del google maps  decidiendo tomar nuestro propio atajo. ¿En qué terminó esto? Pues como es lógico acabamos en un camino de cabras, no sin antes pasar por unos poblados auténticos auténticos con tiendas y casas como las que salían en la doctora Queen. Nos perdimos un poco, pero solo un poco, porque los socavones de la carretera, que no nos dejaban casi ni avanzar, y la sombra fantasmagórica del bosque quemado nos indicaron que probablemente ese no era el camino y dimos media vuelta hasta dar con la carretera correcta.

Llegamos ya de noche al camping, montar la tienda, cenar un poco y al saco. ¡MENUDO FRÍO! Casi nos da un tabardillo. Es que aquí pasa como en Burgos en verano, que del día a la noche puede haber una variación térmica de 30 grados, pero es que una no acaba nunca de acostumbrarse....
A la mañana siguiente lo primero que hicimos como buenas domingueras fue ir a la casa del parque para preguntar a la ranger qué rutas hacer y luego nosotras hacer lo que nos da la gana, como casi siempre. Así que armadas de una gran dosis de entusiasmo, casi tanta como de ignorancia, cogimos el coche hacia la cabecera de la ruta. Existía una opción más corta de la ruta, pero como para eso teníamos que dar una vuelta tremenda con el coche decidimos hacer la versión extendida, unas 13 millas y media, 22 kilómetros. La primera parte del camino fue por el bosque pero una vez bajamos al valle el paisaje cambió y aparecieron unas praderas de postal. Estuvimos andando unas tres horas hasta llegar a nuestro primer objetivo, la "Devil's kitchen" (la cocina del demonio). Se trata de una zona geotérmica con fumarolas, termas con agua hirviendo y pozas burbujeantes de barro. Como nunca había visto algo así, la verdad es que me quedé muy impresionada.


Mud pots (pozas de barro)
Ya que estábamos por allí dedicimos empalmar con otra pequeña ruta para ver el "Boiling Spring Lake", algo así como el lago del manantial de agua hirviendo. Aquí nos llevamos algo de decepción, porque pese a tratarse efectivamente de un lago sulfuroso con alguna burbujilla aquí y allá no estaba tan hirviendo. En alguna foto si que vimos como hay momentos en los que parece una auténtica olla a presión.


Ya llevábamos 5 horitas para arriba y para abajo, y todavía nos quedaba la vuelta. Así que retomamos el camino, esta vez con menos prisa que a la ida. A medio camino tomamos otra decisión de estas deslumbrantes, que fue desviarnos (sólo un poco) para poder así ver también en el viaje de vuelta las Kings Falls, una cascada que nos recomendó una de las pocas personas con las que nos cruzamos en el camino. Decididamente fue una buena decisión porque eran bastante impresionantes. Después de las correspondientes fotos y de tomar un poco de aliento nos dispusimos a hacer ya el último tramo del camino (el nivel de cansacio acumulado aquí era ya significativo). Oh, que pena! La ruta normal estaba cortada y teníamos que coger el desvío que había para los caballos. No era mucho más largo, pero con el reventamiento que teníamos encima cualquier cosa era bastante para desmoralizarnos. Así que finalmente con más pena que gloria llegamos al coche, vámonos al camping que mañana será otro día.

Red colombine
Flores amigas (common california aster)
Golden-mantled ground squirrel
Fireweed
Kings Falls
Llegamos al camping ya relativamente tarde teniendo en cuenta que lo suyo es hacer el fuego y cenar antes de que oscurezca. Ya íbamos mal. Tuvimos un pequeño altercado con la hoguera que se resistía a arder decentemente. Pese a todo rechazamos la ayuda de nuestro gentil vecino, que atento a semejante espectáculo se ofreció a darnos un poco de gasolina para avivar aquella birria de fuego.  Con todo y con eso muertas de la risa con ese modo Pepe Villuela que llevábamos conseguimos cenar aquella noche.

Pendiente 45º
Al día siguiente nos levantamos nosotras, nuestras agujetas y nuestras ideas de Antoñita la fantástica. Pues es que sólo nos quedaba ese día en el parque y teníamos muchas cosas que ver y que hacer. Madrugamos, de aquella manera, y nos fuimos hacia la primera ruta, lo cual nos llevó más tiempo del previsto, ya íbamos mal. Pero para mí esta ruta fue lo mejor del parque sin duda. Y es que nunca antes había visto un volcán... ¡y mucho menos lo había subido! El Cinder Cone es un cono volcánico muy reciente, por lo que no tiene mucha embergadura y su ascenso es relativamente fácil. Lo curioso es que se trata de un cono enteramente de ceniza, así que andar por él era como andar por arena suelta, lo cual es bastante engorroso.

Si para mi subir al cráter ya fue toda una experiencia las vistas desde arriba eran... no se me ocurre la palabra. Se veía el Lassen Peak, que es el volcán más emblemático del parque, las "Painted Dunes", o dunas pintadas, que son una cadena de montículos coloreados y también se veían las coladas de lava. El pack completo.

Painted Dunes
Espectacular
Lassen Peak (el mayor domo volcánico del mundo, 3200 metros)
La Noe feliciana
Ya estamos abajo!
Chipmunk del camino
Vamos con safety card! Jaja
Tras recrearnos un buen rato por la cima del volcán volvimos al camping a por la comida. Sí, nos la habíamos dejado allí. Menos mal que nos pillaba de paso para la siguiente marcha. Visitamos otro de los puntos fuertes del parque, el "Bumpass Hell" (El Infierno de Bumpass). Es como la devil's kitchen pero a lo bestia. Se llama así por quién, según los occidentales, lo descubrió; un montañero llamado Bumpass que pensó hacer de aquello un parque de atracciones. Desafortunadamente, yo quitaría el des-,  en una de sus expediciones fue absorbido por una de estas pozas quemándose la pierna y quedando impedido, con lo que sus sueños de fortuna se vinieron abajo.






Ya sólo nos quedaba por ver lo que más cerca habíamos tenido todo el tiempo, el Manzanita Lake. Y es que nuestro camping está en la orilla de este lago. Era ya algo tarde, pero no nos podíamos marchar sin ver el Lassen Peak desde allí, así que desmorrongadas de nuevo para allá que emprendimos nuestros pasos. Mereció la mucho la pena, las vistas, los animalillos...

Venados cuasidomésticos
Un castor!!! (creo, nunca antes había visto ninguno)
Focha americana
Fue bastante gracioso cuando llegamos a nuestra parcela, el vecino que nos intentó ayudar con el fuego ya se había ido, pero nos dejó una caja llena de piñas y cortezas, jaja! Se pensaría que nos íbamos a morir de hambre con nuestras fogatillas de chichiná. Oye, pues menuda pira que preparamos aquella noche, hubiese estado orgulloso de nosotras.

Y hasta aquí el viaje a Lassen, concentrado como él solo, jaja. Próxima parada: Big Sur.





viernes, 9 de agosto de 2013

Redwood National Park


No, las semillas no se han congelado, sólo han pasado un largo periodo de latencia. Después de casi todo un año de relativa inactividad brotamos de nuevo para comenzar la colonización de nuevos ecosistemas, en este caso el bioma yanki, ¡quién me lo iba a decir a mí!. 

Lo que me rodea, casitas bajas, coches híbridos, comida orgánica... Diréis: ¿Dónde narices se ha metido ésta? Pues nada más lejos que en Berkeley, no es el príncipe de las galletas no, es la ciudad californiana donde a mi maravillosa hermana se le ha ocurrido venir a vivir, vamos, que no había un sitio más lejos. Para que os hagáis una idea, esta ciudad, bueno, casi toda el área metropolitana de San Francisco, es una burbuja verde de gente amable que te saluda por la calle, con una conciencia ecológica hiperdesarrollada, que van en toyota prius o en bicis con artilugios inverosímiles para llevar a sus chilindrines.  Y Berkeley en particular es una ciudad universitaria, de hecho es una de las mejores universidades públicas del país, no os digo más que tienen plazas de parking reservadas para premios nobel (en cuanto vuelva al campus hago una foto para que veías que es verdad).

Estas tres primeras semanas las he dedicado a conocer San Francisco, Santa Cruz, hemos ido a la playa, a verla solo, porque a ver quién es la valiente que se baña en semejante mar, a Oakland... Pero esta entrada la voy a dedicar al viaje que realmente me ha dado ganas de volver a escribir (o lo que sea esto). Y ese viaje es... ta ta chán ta chán..... El Redwood National Park! Vale, es el título de la entrada, pero es que quería darle algo de emoción al asunto.

El nombre del parque le viene de sus más sobresalientes habitantes, los redwoods (Sequoia sempervirens), unos arbolototes gigantescos, los más altos del mundo, más incluso que su prima la secuoya gigante, aunque éstas tienen un diámetro mayor. Pueden alcanzar los 115 metros de alto, como un piso de 40 plantas más o menos, tienen un diámetro de 5 metros y los más longevos alcanzan los 2000 años. Son endémicos de la costa este californiana y la mayoría se concentran en este parque natural y en el Parque Estatal de Humboldt.

Después de esta clase de botánica puedo confesaros que me he quedado completamente enamorada de estos gigantes verdes.
Ahí van AnSelma y LouisA
Y de una vez por todas voy a contaros el viaje propiamente dicho. Trás un viaje de 5 horas por la autopista 101 de 5 carrilles que de repente se convertía en una comarcal sin arcén llegamos a Arcata, donde hicimos parada técnica para dormir en un motel de carretera! Ahí estábamos, AnSelma y LouisA!! La aquí amiga conductora repuso fuerzas de aquella manera y a la mañana siguiente ya llegamos hasta la entrada del parque. Y quien mejor para recibirnos que unos Elk, osease, unos renos de Rooselvelt que hacían las delicias de todos lo fotógrafos allí congregados. Desde esa misma pradera comenzamos el treking que teníamos planeado para ese día. Desde el principio la ruta ya fue sobrecogedora, ya que rodeadas de semejantes torres una no puede sentirse mas que un pitufo.
LLegadas a este punto tengo que admitir que aunque el ir solas toda la ruta fue muy gratificante (los parques naturales suelen estar petados), fui casi toda la ruta con el miedillo de que otro habitante de estos bosques hiciese su aparición estelar. Y este personaje no es otro que el oso negro. Como era de esperar en el camino sólo vimos ardillas y poco más, lo cual así pensado es un gran alivio.






Pájaro azul de california
Fern Canyon

 A media ruta llegamos al Canyon Fern o cañon de los helechos, un cortado impresionante tapizado por helechos. Allí la densidad dominguera aumentó. Trás cruzar un tramo de costa volvimos por otra ruta con una paisaje igual de alucinante que el primero. 6 horitas de marcha, ya está bien para el primer día, vámonos para el camping.

Trillium
Pájaro loco!!!!






















El camping que nos escogió (porque era el único donde quedaban plazas)
 está justo reescondido en medio del bosque. Menudo camping!!! Completamente mimetizado con el medio. Únicamente tiene las parcelitas, cada una con su plaza para dejar el coche, una mesita, una especie de bidón para hacer ahí el fuego y una caja metálica para guardar la comida y las cosas del neceser. Esto de la caja es interesante, y es que los osos y otros animalicos como los mapaches pueden oler la comida o los productos de higiene y acercarse al camping, entonces, para evitar que el oso de abra el coche como si fuese una lata de sardinas o que se meta a dormir contigo en la tienda habilitan estas cajas preparadas para semejantes ataques y así podamos dormir tranquilas (Ja!).

Después de esa primera noche en vela (para mí) el segundo día continuamos con las marchas. Esta vez nos fuimos al norte, al Jedediah State  Park, para hacer la ruta de los Boy Scoutt. Tan genial como la ruta fue el tramo de camino en coche para acceder hasta la cabecera. Como era pronto por la mañana la niebla estaba metida hasta la cocina, lo que daba al paisaje un aire fantasmagórico-prehistórico indescriptible. Ahí fue cuando me enteré que en estos bosques grabaron escenas de Parque Jurásico.

Los redwoods tiene unas raíces muy superficiales así que se desmorrongan todos.


A falta de Fer, muchos ferns
Como lo que pensábamos que era una ruta de 4 horas la hicimos en 2, todavía nos quedaba mucho día para visitar más cosas. Ilusas de nosotras decidimos pasar el resto del día en la costa, y eso que ya sabíamos que en esta época del año hay una niebla que no te deja ver tres en un burro. Aún así para allá que fuimos, comimos en la playita, nos fuimos a un mirador desde el que únicamente se veía blanco pero, para regocijo de Noe, hicimos una rutita hasta una playa donde la marea baja nos había dejado un regalito.... montones de estrellas de mar y anémonas.

Vamos a la playa, oh oh ooooh!
Yurook
El día ya no dió más de sí, volvimos al camping para darnos otro pequeño homenaje (he olvidado comentar que el día anterior cenamos chuletones a la parrilla, jiji!). A la mañana siguiente desmontamos todo el chiringuito y emprendimos el camino de vuelta. Amanecimos muy temprano porque quisimos ver algunas cosillas que se nos quedarón en el tintero, como el Big Tree o como atravesar la "Avenue of Giants" (avenida de los gigantes) en Humboldt , una ruta de unas 50 millas alternativa a la autopista que te lleva por un prístino bosque de redwoods.

Haciendo yanki-cosas
Big Tree, Little Noe
Avenue of Giants
La mancha pequeña en la carretera soy yo!
Menos mal que no tenía muchas ganas de escribir porque menuda parrafada me he marcado. Intentaré ser más breve para la próxima. Nos vemos en el Lassen Volcanic National Park!